Tan críticos con la desgracia se veían al principio los “líderes” del movimiento rockero de Quito; se mostraron solidarios con los deudos de los hermanos rockeros fallecidos en la discoteca Factory, aceptaron la renuncia del alcalde Paco Moncayo y exigieron respeto y espacios para los conciertos y demás manifestaciones artísticas rockeras.

Parecía que la solidaridad que siempre ha sido su bandera iba a permanecer por sobre todas las cosas como consigna y escudo ante tanto prejuicio y discriminación.

Se veía bien que los rockeros lleven a cabo la marcha del sábado y el concierto de solidaridad del domingo porque 16 rockeros murieron en una irreparable desgracia para sus familiares y para todo el conglomerado rockero.

Tarde o temprano una desgracia igual o más grave hubiese ocurrido en el mismo galpón o en otro, hacia donde ha sido cercado el movimiento rockero de Quito, por la marginación que han recibido de las autoridades y los prejuicios de una sociedad intolerante como la nuestra, provocando que los festivales rock se realicen de forma clandestina.

En ese mismo lugar hace unos dos meses Falk lanzó su último CD; para el reciente 27 de abril estaba previsto realizar allí el concierto de Obituary, y para el 4 de mayo se planificaba efectuar la presentación de Ethereal de Colombia en ese mismo gallinero; mientras ya se rumoraba que al Sur del Cielo estaba en conversaciones con los dueños de Factory para realizar allí la Semana del Rock.

Pero la desgracia se adelantó y justo ocurrió en el festival Gótico del 19 de abril. Por suerte únicamente estuvieron unas 300 personas a la hora de la tragedia, porque más desgarrador hubiese sido si había un número mayor de asistentes, ya que ese local temía espacio para unas mil gentes o más…

Tenemos entendido que la organización de ese concierto estuvo a cargo de una pseudo productora llamada “Ensable of Shadows”, conformada por el pana que hace la revista Atahualpa Rock (Orlando Mena) y por Patricia Cajo, quien locutaba en el programa El Aquelarre de los martes de noche, en radio La Luna de Quito. Mucho se ha dicho de la labor de estos hermanos rockeros en los diferentes medios de prensa serios; sin embargo ahora parece que todos se olvidaron del empeño que ellos han venido desarrollando en bien del rock del país.

Todos sabemos que esa revista ha llevado adelante a un montón de bandas ecuatorianas y ha hecho un gran trabajo de investigación al tratar de reconstruir la historia del rock ecuatoriano. Una labor parecida ha realizado la chica desde su programa, difundiendo las tendencias góticas y promoviendo a las bandas nacionales de este género y otros. Sabemos que para tener un espacio en radio y producir una revista, casi siempre estos y otros panas tienen que sacar plata incluso de sus propios bolsillos.

En la producción del recompilatorio gótico que iban a realizar el día de la tragedia también se notaba un gran esfuerzo. Un material que solo unas pocas personas tendrán la suerte de poseer porque esos discos quizá y también se quemaron en el incendio. Pero por ahora esas son cosas materiales…

Sin embargo, no se entiende porqué ahora la gente del mismo movimiento les quiere incluir entre los posibles culpables de lo ocurrido. Y lo más grave, decir abiertamente o por medio de una página web (elrondador.com) que los organizadores ya han de estar “disfrutando la plata del concierto”, prófugos en algún ligar. Parece que su miope egoísmo no les permite recordar que muchos de los muertos eran parte de las bandas que tocarían esa tarde, los que se supone eran amigos fraternos del Mena y la pelada, cuya música y trabajo venían difundiendo en el programa y en la revista.

Amigos rockeros, ¿parece ser que el espíritu de solidaridad que en los últimos días han venido vociferando ante las cámaras se esfumó en dudosos intereses personales?...

Hermanos, no nos dejemos manipular por las autoridades. Las facetas interesantes del rock siempre fueron la unión, la subterránea forma de operar, y la crítica al consumismo y al poder político corrupto, en el que ahora están envueltos…

El Email de un amigo sensato invitaba a que no satanicemos lo que pasó en ese galpón, nuestra integridad es de primera mano responsabilidad de nosotros mismos, pero hay circunstancias que, en contra de nuestra voluntad, escapan de todo control...Las tragedias no se justifican, pero a nuestros amigos (Mena y Cajo) los persiguen ahora como si se tratase de criminales consumados, con antecedentes penales o completos desadaptados, y nosotros sabemos que no es así, que no son eso...

Nadie repara en el estado emocional por el que atraviesan, sin saber qué hacer o cómo responder a las denuncias que han sido puestas por nuestra misma gente, y por la mayoría de medios de comunicación sensacionalistas.¿Quién se pone en sus zapatos? Cuántos de quienes ahora los señalan organizaron conciertos sin tomar las medidas que ahora exigen. Mejor den gracias a la vida o a la fortuna porque nunca sucedió nada. Quiénes son para censurar si tampoco consiguieron que al movimiento metalero se lo respete y se le den por lo menos un espacio adecuado para organizar sus eventos...